Obras de Cobaleda, Agullón, Osete, Mancebo y Bonet
El presente programa está dedicado a la recuperación de la música de los maestros de capilla que formaron parte de la capilla musical de la catedral de Zamora durante el S.XVIII, siendo así nuestro propósito el de ofrecer una escucha global y representativa de la música que fue escrita en la institución zamorana a lo largo de este siglo.
Desde las primeras décadas del siglo XVIII, la música eclesiástica española experimentó uno de los cambios más profundos de su historia, una “modernización» caracterizada por la integración progresiva de elementos musicales en la producción de los maestros de capilla del país – hasta entonces tenazmente conservadora –, que en su gran mayoría, ya estaban en uso en el resto de Europa desde principios del siglo anterior y que son representativos del periodo musical que conocemos hoy en día comúnmente como “música barroca”.
Este aire de cambios se revela de manera clara en las composiciones de los maestros de capilla de la catedral zamorana a partir de la primera mitad del S. XVIII, con los magisterios de Alonso Cobaleda y Manuel Agullón y Pantoja. Mientras que el primero puede ser considerado como el integrador del “estilo moderno” y de nuevos elementos, como la aparición de partes monódicas o solistas emancipadas del conjunto vocal, la instalación del acompañamiento general como base de la música, o la renovación instrumental de las plantillas de ministriles – con la aparición del violín o el oboe –, el segundo será el encargado de marcar definitivamente la entrada de esta música en la seo zamorana.
Pero la música de esta época no tendría un carácter tan especial si hubiera sido solamente una copia pálida de otro estilo. Su riqueza se encuentra precisamente en su identidad propia, caracterizada por la coexistencia entre las nuevas posibilidades del ámbito musical y el mantenimiento de la tradición heredada de los siglos anteriores, portadora de virtudes a conservar como el decoro y la solemnidad.
Aunque tildado, en la época, por sus numerosos detractores de superficial y profano – por sus orígenes relacionados con la actitud galante y el mundo del teatro -, y por ello no apto para el culto, este nuevo estilo se instalará inevitablemente en la música eclesiástica debido a las posibilidades expresivas con las que contaba. Su puesta al servicio del entendimiento de los textos litúrgicos no sólo sirvió para acercar los fieles a la liturgia, sino que transmite hasta el público de hoy el retrato de los sentimientos humanos más profundos.
Lucien Julien-Laferrière
Alonso Tomé de Cobaleda (1683-1731) y Manuel Agullón y Pantoja (1702 -1754)
Veni, sponsa Christi, Motete a 5
Manuel Agullón y Pantoja
(1702 -1754)
Beatus vir, Salmo a 9
Laudate Dominum omnes gentes, Salmo a 10
Manuel de Osete (1715-1775)
Laetatus sum, Salmo a 5
Laudate Dominum omnes gentes, Salmo a 5
José Bonet (?-1767)
Laudate Domium omnes gentes, Salmo a 5
Manuel Mancebo (?-1788)
Lauda Ierusalem Dominum, Salmo de Nuestra Señora a 5 (1780)
Alonso Tomé de Cobaleda (1683-1731) y Manuel Agullón y Pantoja (1702 -1754)
Veni, sponsa Christi, Motete a 5
Manuel Agullón y Pantoja
(1702 -1754)
Beatus vir, Salmo a 9
Parce mihi, Lección de difuntos a voz sola (1726)
Laudate Dominum omnes gentes, Salmo a 10
Manuel de Osete (1715-1775)
Laetatus sum, Salmo a 5
Laudate Dominum omnes gentes, Salmo a 5
José Bonet (?-1767)
Laudate Domium omnes gentes, Salmo a 5
Manuel Mancebo (?-1788)
Lauda Ierusalem Dominum, Salmo de Nuestra Señora a 5 (1780)